Madison Avenue, o deberíamos decir "Cuna de la Publicidad"
- Daniel Berlanga Álvaro
- 28 oct 2015
- 1 Min. de lectura
Llegas a casa, enciendes la televisión y solo emiten anuncios; abres una revista y apenas hay contenido, tan solo tinta y más tinta dedicada a la moda o a ese crucero con el que sueñas; consultas internet y un molesto banner que tratas de evitar te conduce a otra dirección, ¡Bendita Publicidad, quién la inventaría!.
Situémonos en Manhattan, en los años 60’. Tras la Gran Depresión de 1929 y la II Guerra Mundial, el negocio publicitario moderno comienza a cobrar fuerza.

Será precisamente aquí, en Nueva York, donde se instalen las principales empresas norteamericanas (hasta entonces empresas de comunicación) presionadas en gran medida por sus anunciantes (Coca-Cola, Ford, Gillete,…), pues estos conocen a la perfección que el éxito de sus ventas, se debe sobre todo al trabajo de sus agencias de comunicación.
Como todo proceso, no fue repentino, pues dicha concentración venía produciéndose desde Los Felices Años 20, en la que los principales anunciantes norteamericanos, deciden cruzar el charco, venir a Europa y establecer sus principales sedes en Londres.
Hoy en día, en Madison Avenue (nombre que proviene del cuarto presidente en la historia de Estados Unidos, James Madison), apenas resisten un pequeño número de empresas dedicadas a la publicidad, pues la mayoría ha emigrado a zonas de Nueva York en auge.
Pero recuerde, si algún día cruza por la Avenida Madison, ese spot molesto en medio del desenlace de una película, comenzó allí hace más de medio siglo.
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